El Acuerdo de Schengen es un tratado firmado por algunos miembros de la Comunidad Europea con el fin de facilitar la libre circulación de personas en los países firmantes.

Es decir, la presentación del pasaporte en las fronteras de estos países no es obligatorio. Este acuerdo es de gran ventaja para todos los ciudadanos europeos, ya que entre los firmantes no hay control de fronteras, algunos latinos también pueden beneficiarse de la ley en viajes de hasta 3 meses.

Teóricamente, no hay controles en las fronteras interiores de la zona Schengen. Sin embargo, pueden ser reactivados temporalmente, si se considera necesario en situaciones que amenacen el mantenimiento del orden público o la seguridad nacional.

Todos los países firmantes han reforzado los controles en las fronteras exteriores del espacio Schengen para evitar los problemas que amenazan la seguridad de los países en el tratado.

Los firmantes son : Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Noruega, Polonia, Portugal, República Checa , Suecia y Suiza.

Cuatro nuevos miembros permanecen en la fase de implementación: Liechtenstein, Bulgaria, Rumania y Chipre.

Los únicos países miembros de la Unión Europea que no son parte en el Tratado de Schengen son: Reino Unido e Irlanda.

Desde 1920 Irlanda y el Reino Unido firmaron un acuerdo de libre circulación entre los dos países, la zona de tránsito común (CTA). Es decir, las mismas reglas establecidas por el Tratado de Schengen entre los otros países ya existían entre Irlanda y el Reino Unido.

Todos los ciudadanos que viven en ambos países tienen libre acceso a las fronteras.

Aunque no son firmantes del Tratado de Schengen, Irlanda y el Reino Unido participan en algunos puntos del acuerdo, tales como el uso del Sistema de Información de Schengen (SIS). Los países no pueden ingresar información en el sistema, pero tienen el derecho a acceder y consultar cualquier información relativa a los pasajeros que cruzan sus fronteras.

Es posible alojarse en los países firmantes para un máximo de 90 días, dando vueltas en el espacio Schengen o no. Pero estos son válidos 90 días cada 180 días.

Es decir, si el viajero tiene la intención de permanecer 20 días en Francia, 20 días en Irlanda y volver a Italia, por ejemplo, 20 días fuera de este espacio no entran en el recuento de tiempo máximo, es decir, todavía hay 70 días para circular entre los bordes libres.

Planificar bien el viaje, se puede mover libremente en toda la zona del Tratado de Schengen e incluso visitar Irlanda, conocer sus bares y vivir la experiencia del día de San Patricio!